Azúcar de quéééé?
Azúcar por aquí y por allá, tal parece que dejar de comer azúcar es un imposible. La encontramos escondida en cualquier producto del súper y con una serie de nombres que cada vez nos suenan más complejos y llenos de químicos. Lo mejor sería dejar de consumirla… Pero si no es por la industria, es el antojo de algo dulce lo que sabotea nuestros deseos de volvernos más saludables.
¿No sería maravilloso que pudieras endulzar eso que tanto te gusta sin sentirte mal contigo mismo? Que lo hicieras con algo que no causara tantos estragos en tu cuerpo como lo hace el azúcar. Pues te quiero presentar mi nueva favorita: ¡El azúcar de coco!
Una de las cosas que más me convencen del azúcar de coco es su Índice Glicémico (IG) bajo. Te explico: El IG es la medida de qué tan rápido sube la glucosa en sangre después de consumir un alimento. Por ejemplo: el pan blanco tiene un IG de 100 (sube la glucosa muy rápido), una manzana tiene un IG de 35(2)(sube la glucosa muy lentamente).
Pues bien, de acuerdo a un estudio realizado por el gobierno de la República de Filipinas(1), el azúcar de coco tiene un IG de 35 (sube la glucosa muy lentamente), mientras que el azúcar refinada tiene un IG de 70(2). ¡Desde ahí ganó mi corazón! Porque al consumirla, moderadamente claro, no se alterarán los niveles de glucosa en sangre de la misma manera que con el azúcar convencional.
Otra cosa que me gusta es que es 100% natural, sin procesos químicos y con moderación se puede consumir en dietas paleo, veganas, vegetarianas, mediterráneas o cualquier tipo de dieta balanceada.